El castillo de Vincennes es uno de los castillos más importantes de la historia de Francia. En realidad, casi se podría considerar una ciudadela fortificada más que un castillo, ya que alberga edificios civiles, administrativos, religiosos y militares. Actualmente es uno de los castillos más grandes y mejor conservados de Europa.
Vincennes se construyó en el siglo XIV sobre un antiguo refugio de caza, a instancias de Carlos V y fue constantemente modificado y ampliado durante los tres siglos siguientes. En Vincennes nacieron, se casaron y residieron reyes -o importantes validos como el cardenal Mazarino-. Siguió siendo considerada residencia real hasta que la corte se trasladó a Versalles, en el siglo XVII.
Dentro de sus murallas de planta rectangular, destacan la imponente torre del homenaje, la más alta de Europa durante la Edad Media, y la capilla, levantada a semejanza de la Sainte-Chapelle de París, que llegó a guardar temporalmente las reliquias de la corona de espinas.
En el siglo XVIII el castillo se convirtió en cárcel del Estado, y entre sus muros fueron encerrados el marqués de Sade o Diderot, entre otros. Fue también fábrica de porcelana y luego de armas, cuando pasó a manos del Ejército francés. En este castillo sería ejecutada, durante la Gran Guerra, la famosa espía Mata Hari.