Ya he dejado constancia en varias ocasiones de mi debilidad por la obra de Goya en general y de sus grabados en particular. Bueno, pues resulta que hay una exposición itinerante de Los desastres de la guerra y hoy he tenido la oportunidad de visitarla. La muestra se compone de 82 reproducciones facsimilares de la primera edición de esta serie de grabados, la que conserva en el Museo del Grabado de Fuendetodos.
Yo ya conocía la mayoría de las imágenes desde pequeño, de un libro de láminas de mi padre; pero no tiene nada que ver con contemplarlas a su tamaño natural. La verdad es que impresionan… y mucho. Ver el grado de brutalidad a la que es capaz de llegar el hombre con sus semejantes. Cómo puede degenerar así el alma humana… Da igual que lo plasme de una manera más o menos realista, esperpéntica, alegórica, bestial, o que el referente concreto sea la Guerra de la Independencia; lo que Goya nos muestra se puede aplicar a cualquier conflicto bélico del mundo: la muerte, las torturas, el hambre, la enfermedad, el odio, la insolidaridad…
Por otro lado, llama mucho la atención la multitud de maneras de matar y morir que nos presenta Goya a lo largo de la serie, a cada cual más atroz, y cómo el pintor es capaz de individualizar la muerte en cada uno de los rostros y actitudes de víctimas y verdugos, aunque al final los sentimientos reflejados sean universales. Porque, muchas veces, esta violencia e inhumanidad plasmadas en las diversas escenas no están tan lejos de lo que podemos ver de vez en cuando en los telediarios.
Para saber más: La serie Los desastres de la guerra de Francisco de Goya y Lucientes por J. Enrique Peláez Malagón