Ana María Matute – JOAN SÁNCHEZ para El País |
Ayer fue galardonada con el premio Cervantes Ana María Matute, una escritora especial para mí. Me alegré muchísimo al enterarme de la noticia. No sólo me parece una gran persona y una escritora genial –Olvidado Rey Gudú se cuenta entre mis libros favoritos-; comparto, además, un vínculo muy particular con ella: yo la he leído, pero ella también me ha leído a mí. Sé que no fue el libro entero, que quizá lo hojeó por encima, que pudo detenerse únicamente en algún fragmento… pero lo utilizó como punto de partida para su charla, y eso me marcó en su momento. «Yo también soy un poco bruja»; así comenzó, y habló después sobre la importancia de la fantasía, sobre el «bosque», sobre esa faceta infantil que nunca debemos abandonar del todo… ideas que son, y han sido siempre, muy importantes en mi vida.
Tampoco olvidaré nunca la expresión de sus ojos cuando le dije, una vez hubo finalizado y pude acercar unos instantes a ella, que yo también tenía un bosque -ese bosque virtual en el que todas las noches un puñado de adultos nos disfrazábamos de elfos, magos, enanos, orcos y caballeros para sentirnos otra vez niños y vivir mil y una aventuras-. Su mirada se perdió durante unos segundos, y su mente voló lejos de allí, a la casa de su infancia. «Yo tenía un bosque, cuando era niña» murmuró.
¡Enhorabuena, Ana María, te lo mereces! Sigue haciendo historia, y nunca dejes de narrar historias; yo te leeré siempre que tenga la oportunidad.
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