Dolorosa soledad
Dolorosa soledad, abre tus brazos:
a duros golpes, por fin he comprendido
que es inútil huir de mi destino,
que debo aceptarte por consorte.
Amistad traicionera de falsos lazos,
qué fácilmente fui engañado…
Cruel te clavaste, y ahora me vacías
de todo ánimo.
Amor esquivo, ¿dónde te encuentras?
Aún espero poder hallarte.
Tu huella es débil, te pierdo fácil;
estoy corriendo mas no te alcanzo.
Dolorosa soledad, mi compañera,
estoy cansado y tú, aquí, tan cerca…
Atrápame fuerte entre tus brazos,
y compartamos el silencio amargo.
Javier G. Gallego, Iaberius, de Amena soledad, sonoro silencio